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TEMA POR TEMA: RANDOM ACCESS MEMORIES, DE DAFT PUNK
Este modesto rincón de Internet arriba a uno de los discos del 2013 con siete u ocho meses de retraso, lo cual justifica la participación de nuestro columnista especializado en desenterrar discos del pasado, el doctor Alan Grant. Un disco fuera de mi zona de confort musical, al que llegué con ganas de escuchar algo distinto de lo de siempre. Si gusta, es su casa.
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Give life back to music: el disco arranca con un gran hit discotequero liderado por la guitarra funky de Nile Rodgers al frente de un ensamble de músicos que bien podría llamarse Los Salieris de Chic, aunque también, podría decir un sommelier de música, se perciben notas de Stevie Wonder y hasta Steely Dan. O sea, un sonido tan Estados Unidos hacia la mitad de los años 1970s que sólo parecería faltar Jimmy Carter. El disfrute amenaza ser estorbado, en definitiva sin éxito, por el empleo del vocoder, instrumento musical de tortura cuyo sonido es totalmente de culto, en el sentido de que no le gusta a casi nadie.
The game of love: tema con una letra bastante elemental, que cumple la función primordial de acompañar correctamente la melodía de voz pero nada más, y me parece el tema más débil de la placa. Hace unos treinta años, el Observatorio de Vehículos de Información y Opinión (OBVIO) hubiera descalificado a esta balada con la frase "muy FM". (Recordar a Pedro Aznar diciéndolo en Peluca telefónica, 1982).
Giorgio by Moroder: una pieza musical de alrededor de 9 minutos de concepción totalmente delirante, y que termina funcionando muy bien. ¡Una especie de biografía sumaria de Giorgio Moroder con acompañamiento musical! El tema tiene un comienzo chillout en lo que parece un restaurante, el segmento principal es puro eurodisco, luego se vuelve más bien jazzero, hay un intermedio de orquesta de cuerdas y termina a todo rock con Omar Hakim demoliendo su batería. Suenan unos sintetizadores de los años 1970s que a los argentinos nos parecen más bien ochentosos porque esa música nos llegó tarde, sintetizadoresque eran el futuro hacia 1970, que a fines de los años 1980s sonaban risiblemente obsoletos y que hoy son vintage. Con su fuerte acento ítalo-alemán, Moroder dice en un momento "puedes hacer lo que quieras", condensando la idea del tema.
Within: una linda balada dulce y triste, construida a partir de un delicada introducción del piano de Chilly Gonzales, y cuya letra parece reflejar la crisis de identidad de un robot. ¡No hubiera desentonado en "WALL-E"! El vocoder subraya algo que tendemos a perder de vista: el uso de la voz como un instrumento más, la idea de las partes cantadas como una melodía ejecutada por un instrumento biológico, las cuerdas vocales. El más corto: 3:48.
Instant crush con Julian Casablancas de The Strokes: gran tema de pop-rock ochentoso al estilo The Cars. La letra acompaña bien la perfecta melodía, cantada por Casablancas con voz procesada electrónicamente. Hay hasta un breve solo de guitarra sintetizada y un riff de teclados símil Layla de Eric Clapton en el estribillo, casi una efusión de rock en el disco de un dúo francés de música electrónica bailable.
Lose yourself to dance: otro muy buen tema disco, un hit que cumple pulcramente con todas las normas IRAM al respecto, cantado por Pharrell Williams de The Neptunes con la voz en falsetto. Hay un lindo juego de melodía y contramelodía en el estribillo, que queda muy bien. ¿Ah, no te gusta la música disco? ¿Y eso implica necesariamente que el tema es malo?
Touch: extraña operita de 8:18 con un comienzo plagado de solecismos sonoros por momentos risibles, casi una intrusión de efectos sonoros de un filme de ciencia ficción clase B de los años 1950s. Pero en la sección siguiente la delicada y afinadísima voz de Paul Williams realmente conmueve, y Touch termina siendo un gran tema de género mestizo e inefable, por momentos pop, por momentos psicodelia, por momentos rock progresivo, un poco como The court of the Crimson King o el medley de Abbey Road. La letra parece el descubrimiento del amor por parte de un replicante de la película "Blade Runner", una plegaria de Roy Batty a Pris ("casi me has convencido de que soy real"; la letra de Williams aquí).
Get lucky: otro gran hit de funky noctámbulo, con la participación de Nile Rodgers y Pharrell Williams, y con la banda a un paso de sonar como los Danger Four de Chic. Hit Caballo de Troya también, claramente: sirve de gancho para escuchar un disco que es bastante más. Te recuerdo, respecto de tu desagrado por la música disco, que Borges decía que no se sentía "enemigo de los géneros". Sí, tampoco de la cumbia. Cumbia que a lo mejor todavía espera a sus Lennon & McCartney que la conviertan en música, ejem, "respetable". Nótense las comillas.
Beyond: un comienzo orquestado da paso a una agradable balada, con un aire al Stevie Wonder de los años 1970s y a los grooves jazz-rock de temas de Steely Dan, como buena parte del disco.
Motherboard: balada instrumental con orquesta y colchones de teclados y efectos de sonido futuristas, con un aire a rock sinfónico de los aquí omnipresentes 1970s. Podríamos decir que es música ambiental para los concurrentes a la cafetería del Enterprise. (Es como si lo estuviera viendo: "para el señor Spock una lágrima y para mí un café doble, solo. Y cuatro medialunas de manteca").
Fragments of time: tema que cuenta con la participación de Todd Edwards. Una alegre canción pop que recuerda a Stevie Wonder, la letra habla de estar construyendo esa misma canción y de disfrutarlo tanto que no se desea terminar, casi un ejemplo de composición tántrica de canciones. A esta altura queda claro que la ubicación de Touch no es resultado del azar: está presentada como la cumbre del disco, el tema que resume la idea, además flanqueada por dos hits; los tres temas siguientes son buenos pero están situados como para dar un respiro.
Doin' it right con Panda Bear: un temazo, uno de los que más me gusta. Si te bancás el vocoder del comienzo, te vas a encontrar con unos arreglos de voces brillantes, que ejemplifican lo que mencionaba unas líneas más arriba acerca del uso de la voz como otro instrumento: la letra es repetitiva, pero no interesa, estamos demasiado ocupados disfrutando las melodías.
Contact: complejo tema en varias partes, casi un homenaje musical a la película "2001", un A day in the life protagonizado por un astronauta. Comienza con la voz del último ser humano que caminó sobre la Luna, Eugene Cernan, anunciando al control de Tierra que hay un objeto brillante y grande fuera de su Apolo 17 (calma loquitos, no era una nave extraterrestre, sino los restos de una fase del cohete que impulsara al Apolo 17 fuera de la atmósfera terrestre). El tema es instrumental, de estructura compleja típica del rock sinfónico, con una introducción a cargo de un órgano, efectos de sonido, una sección entre electrónica y psicodélica con una batería feroz a cargo de Hakim, en que la música asciende como si fuera un cohete, se llega a un corte, y en el final hay una coda muy calma, pinkfloydiana, que comienza con una guitarra acústica, luego se suman diversos teclados y sintetizadores, bajo y batería, para irse en fade. Digno final para un disco increíble, de una ambición épica, que trasciende claramente la obra anterior del dúo, cuya realización requirió varios años, la participación de decenas de músicos, el uso de estudios en tres ciudades y dos naciones. [Agregado del 13-01-14: a alguien en YouTube se le ocurrió la misma idea de vincular Contact con 2001 e ilustró el tema con imágenes de la película, como se puede ver aquí]
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