LOS MATADORES

- ¡Tocala al medio que estoy solo! ¡Vieneee… gooool! ¡Goool, vamos! ¡Patota Potente, vamos todavía! ¡Derecho a las tapas de Goles y El Gráfico!

- Oso, correlo al Negro, no ves que siempre pica solo – dijo el arquero vencido.

- Qué querés si me encaran de a dos, salame. El Turco no se abre.

- ¡Otro gol de Patota Potente, impresionante el delantero de Boca! – gritaba el que había hecho el gol, imitando la voz del relator José María Muñoz.

- ¿Cómo vamos? – preguntó el Negro, el que había dado el pase gol.

- Ocho a ocho – respondió el Oso, agitado como si le quedara un hilo de vida.

- ¿Cómo ocho a ocho? Nueve a siete – interrumpió el que se llamaba a sí mismo Patota Potente.

- Ocho a siete, vos hiciste cuatro y el Matador Kempes los otros cuatro.

- ¿Y el de Mendoza en el córner?

- Entró por un agujero en la red, no valió. Estuvimos todos de acuerdo, no te hagas el boludo, no seas ventajero – intervino el arquero.

- ¿A quién le decís ventajero vos, gil? – lo encaró Patota Potente.

- Termínenla que se hizo tarde – gritó de afuera de la canchita un tipo alto, que recién llegaba.

- Nueva victoria de Los Matadores, ocho a siete, otro asado que se acaban de ganar – siguió Potente relatando a lo Muñoz.

- Hay que empezar a jugar por otras cosas, estamos hechos unos chanchos y ya ni podemos correr – dijo un tipo alto y ruliento que había hecho cuatro goles. El que le decían el Matador Kempes.

- En el Ministerio el otro día prometieron whisky importado para el 17 de octubre – agregó el arquero del otro equipo, mientras se bajaba las medias y se secaba la transpiración de la barriga inocultable.

- Pero que se pongan como corresponde, la otra vez nos quisieron arreglar con un Mac Pay uruguayo horrible. Yo consigo mejores whiskies con las azafatas de Iberia.

- A ver cuándo me conseguís una Magnum .357 como la tuya, que hace tres meses que me venís gambeteando, che Kempes.

- Y Gitanes, que se me está acabando el cartón que me trajeron la otra vez.

- Paren de pelear, que no los dejo jugar más – interrumpió el tipo alto que hizo terminar el partido – porque ya saben que en el Ministerio no están muy de acuerdo con estas cosas. Dicen que relaja la disciplina y borra las jerarquías. Así que la terminan.

- Sí, comisario – respondió Patota Potente, mirando a los ojos al tipo alto. ¿Había o no un matiz de sorna en la mención del escalafón? Se hizo un silencio mientras los dos se mantenían la mirada. Un ruido fuerte y un insulto en voz alta interrumpieron la escena: era el Matador Kempes, que se había tropezado con una canilla que apenas asomaba del pasto.

Los jugadores se bañaron, se vistieron y se reunieron en el bar. El Turco se sentó al lado de Patota Potente y comenzó a reprenderlo en voz baja.

- Escuchame gil, tené cuidado que acá el que no corre vuela. No te burlés de lo de la exoneración que se va a pudrir todo. Ahora callate que ahí viene el Oso.

- Me duele todo. Ya no estoy para estos trotes – dijo el Oso.

- También, estás hecho un chancho. Querés comprar el diario en la esquina de tu casa y vas en auto.

- A propósito del auto… ¿hay una revista Gente por acá? ¿No? Qué cosa linda la GTX V8. Se ve una en las fotos del reportaje a García Satur. Me parece que en cualquier momento cambio el auto.

- ¿De dónde traen el motor, de Canadá? Hay un pibe en el barrio que tiene una, el hijo de un abogado de la zurda. Las ganas que me dan de que les hagamos una visita.

- ¿Tanto te gusta el pibe, Osita?

- Así lo cagamos a balazos y me quedo con el auto, boludo. Como vos te quedaste con el Rolex que le manoteaste al judío aquel.

Había una veintena de personas en la sala, en varios grupos. Como por casualidad todos hicieron silencio más o menos a la vez se pudo escuchar, en una radio que estaba prendida en la cocina, el inconfundible anuncio del comienzo del Rotativo del Aire de Radio Rivadavia. El tipo alto que había mandado terminar con el picadito entró en ese instante y le habló a todo el grupo en voz alta.

- Vamos todos al microcine del Ministerio, que nos pasaron un buen dato y tenemos un objetivo asignado. ¡A sacarnos las ganas de hacer limpieza!

Todos se pusieron de pie y comenzaron a salir. El Turco, que salía junto al Oso, aprovechó para preguntarle cuándo pensaban pagar el asado que les habían ganado.

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