TORTURE SHIP (1939)

Títulos en español:
- MIL MUERTOS EN EL MAR (México)

Dirigida por:
Victor Halperin
Protagonizada por:
Lyle Talbot
Irving Pichel
Julie Bishop
Sheila Bromley
Anthony Averill
Estudios: Producers Pictures Corporation (Prod.) PDC (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 28 de Octubre de 1939
Duración: 62'
Género: Terror

Reseña crítica:  Luego de varias temporadas sin fabricar films de terror, el memorable año 1939 marca la vuelta de los monstruos clásicos y una recién fundada productora independiente decide ofrecer un par de films con "monstruos". La firma en cuestión es la efímera Producers Pictures Corporation y como caballito de batalla se lanza a la arena con dos títulos destinados a convertirse de culto: HITLER: BEAST OF BERLIN (¡¡Gestapo!!-1939) y un tal TORTURE SHIP cuyo monstruo es un médico que se dedica a practicar experimentos científicos con cobayas humanas. La teoría del dr. Stander (Irving Pichel) consiste en que los hombres son malos debido a una condición endocrinológica. Basta toquetear un poco cierta glándula, para que el individuo quede manso y su corazón fulgurante de luz. En una sistemática e interesante secuencia, se nos presentan varios hampones que, condenados a muerte, son entrevistados por Stander, quien les ofrece sacarlos de ahí a cambio de cooperar en sus experimentos. De esta manera logra reclutar una auténtica horda de bichos de patíbulo:  
  - John Ritter (Wheeler Oakman, una especie de Lew Ayres bizarro, de antimateria), asesino y cabecilla de agitadores  
  - Harry "el Trinchador" Bogard (Russell Hopton), hábil con cualquier arma blanca  
  - Ezra "Barbazul" Matthews (Leander de Cordova), un pillo de cuidado  
  - Krantz (Adia Kuznetzoff), un bestial estrangulador  
  - Bixel (Skelton Knaggs), el sádico de la ametralladora  
  - Mary "Poison Mary" Slavish (Sheila Bromley), una arrogante envenenadora  
  - Steve Murano (Demetrius Alexis), el asesino lector  
  Con semejantes pasajeros, se embarca en un vapor que incluyen al sobrino del doctor, el teniente Bob (Lyle Talbot, con tiradores que le elevan los pantalones por encima de la altura del ombligo) y la secretaria de Poison Mary, Joan (Julie Bishop), automático interés romántico del teniente. Aunque no queda muy claro si los reos obtienen sus salvoconductos por vías legales o si se han fugado, la acción se traslada prontamente a bordo del buque donde los convictos se percatan que su destino será servir a la ciencia y ya la idea les deja de parecer atractiva, tornando el inicial agradecimiento en temor y luego odio. Como colofón, tras sacrificar al primer hampón, el científico se arrepiente y se da cuenta que su propio sobrino es el perfecto especimen con lo cual toda la gestión de liberar a cada uno de los reclusos automáticamente se torna inútil. En el buque habrá trompadas, tiroteos, derribe de puertas a hachazos y toma de rehenes. En cuanto a los tan concitados experimentos humanos, solo podemos ver a los pacientes recuperándose en sus camillas o al pobre de Lyle Talbot amarrado a una silla. No hay aparente intervención quirúrgica sino inyecciones con vaya uno a saber qué compuestos. Como el capitán del buque tenemos al perenne Stanley Blystone, cuyo agente se pasó décadas anotándolo en los repartos tanto de obras maestras del séptimo arte como en baratijas clase Z. El responsable de este film, Victor Halperin, a quien todo aficionado al género estima por films logrados, se pierde de aprovechar el potencial freak de Skelton Knaggs o pergeñar alguna puesta en escena más truculenta que la diáfana de los camarotes del buque; un castillo habría sido mejor, pero entonces no se habría justificado lo de "ship" en el título. La resolución (una trompada a cada rufián) termina siendo muy simplista en comparación al verdadero experimento que el film lleva a cabo, en el campo de la psicología del espectador. Cuando los rufianes están por ser utilizados como cobayos humanos, el probable espectador lo estima acertado y se pone del lado del científico; cuando el sujeto de experimentación es Bob o la chica, entonces se pone en contra del científico; cuando los rufianes se extralimitan en el motín y liquidan al científico, nuevamente el punto de vista cambia. Como conclusión, mejor no ponerse del lado de nadie o mejor alinearse con el camarero opa (Eddie Holden), que nunca parece darse cuenta de la peligrosidad de los asesinos, el científico, el capitán del buque o los guionistas. [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com:

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