Reseña crítica: Dos reporteros, Ken (Sonny Chiba, bastante más joven que en su famosa saga de acción de los '70) y Jenny (Peggy Neal) asisten a la prueba de unos torpedos de gran poder por parte de la marina americana en Japón. Un submarino controlado remotamente estalla y, por un instante, una figura humanoide cruza la pantalla. ¿Pudo ser un ser humano damnificado por la explosión? Como buenos profesionales, Ken y Jenny se dedican a bucear en el área donde se realizó la prueba y avistan varias criaturas revoloteando cerca de un depósito de desechos atómicos. Una de las criaturas trata de atrapar a Jenny, aque alcanza a tomarle una instantánea antes de huir. De regreso en la base, Ken y Jenny denuncian la presencia de estos seres, pero los oficiales a cargo no le creen una sola palabra. Como Jenny perdió la cámara fotográfica en el fondo del mar, deciden volver a sumergirse para recuperarla y obtener así la incontrastable evidencia. Ahora, nuestros héroes encuentran una caverna submarina que exploran hasta que son atrapados por varios de estos hombres-pez que parecen poder respirar bajo el agua como en la superficie. Al despertar, Ken y Jenny se dan cuenta que han sido capturados por el Dr. Moore (Erik Nelson, en plan villano estilo James Bond), que les revela ser responsable de la conversión de seres humanos en esos "cyborgs acuáticos" con los que planea someter al mundo. ¿Cómo harán nuestros protagonistas para salvarse de ser convertidos en monstruos escamosos, desbaratar los siniestros planes de Moore y retornar a tierra firme, estando en una base a más de 900 mts. bajo el nivel del mar? Lejos de la oleada de bestias dantescas del cine japonés, cuya parafernalia la modesta productora Toei nunca se caracterizó, este entretenimiento juvenil toca temas relativos a los gremios espionaje, militar y científico aunque los protagonistas no son ni espías ni soldados ni doctores sino periodistas. Paradójicamente, estos periodistas lo que menos hacen es cubrir noticias, ya que se dedican a espiar, a luchar y a interferir con las base secreta submarina de tecnología loca del tenebroso Dr. Moore. La mayor parte de la trama transcurre en el laboratorio secreto de Moore y sus esbirros, y ahí es donde presenciamos la metamorfosis de una persona en un hombre-pez. Más tarde, exageración a la orden del día, los hombres-pez se sublevan y, armados con pistolitas-silenciadas, se enfrentan y disparan a quemarropa contra los operadores de Moore, que responden el fuego sin la menor intención de ocultar el cuerpo para zafar de algún posible balazo. Aquellos potenciales interesados en la acción de Sonny Chiba se decepcionarán por la ausencia de peleas. Los eventuales espectadores que busquen una rareza del cine japonés también se decepcionarán ante un film prácticamente sin intérpretes japoneses. Así que lo mejor para evitar decepcionarse es... evitar hacerse muchas ilusiones. [Cinefania.com]
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