Reseña crítica: Con MALA CARNE asistimos a, tal vez, la primer película maquiavélica filmada en Argentina. ¿Por qué lo de 'maquiavélica'? Así como el gran libro de cabecera de tantos políticos enfatiza aquello de "el fin justifica los medios", el filme que nos ocupa se plantea un objetivo lineal y simple, que es el de asustar o inquietar al espectador. Los medios con que lo logra rayan en lo bizarro, dadas las económicas condiciones generales (filmada en 6 días, cronológicamente al guión, con edición en cámara, con la mínima iluminación) y las poco seguras presencias actorales. La trama sigue la noche de dos jóvenes típicamente argentinos y citadinos. Una salida, un encuentro casual con dos mujeres, la ida al departamento de ellas, unas bebidas... hasta que todo se distorsiona, primero con la irrupción del sexo, y luego, irremediablemente, con la presencia de la muerte. Pero hay cosas peores que la muerte, y esta película intenta mostrarlas, a través de una vertiente sobrenatural y vampírica y de leyenda urbana. En principio su realizador aplica un planteamiento similar al de Takashi Miike en ODISHON (Audición-1999), con una introducción suave y con ribetes de comedia, hasta el súbito cambio a tonos macabros. El resultado es un generoso clima de intranquilidad y claustrofobia digno de pesadilla. [Cinefania.com]
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