PHANTOM CITY, THE (1928)

Títulos en español:
- FANTASMA DE LA MINA, EL (Argentina)

Dirigida por:
Albert S. Rogell
Protagonizada por:
Ken Maynard
Eugenia Gilbert
James Mason (2)
Charles Hill Mailes
Jack McDonald
Estudios: Charles R. Rogers (Prod.) First National (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 23 de Diciembre de 1928
Duración: 78'
Género: Western

Reseña:  Cuando usted indague por el único largometraje terrorífico de John Wayne, HAUNTED GOLD (El fantasma de la mina-1932), se enterará que fue remake de un éxito previo de Ken Maynard y las referencias lo conducirán hacia PHANTOM CITY que, según se sabe, ha sido recuperada por un coleccionista de Washington D.C., aunque solo en versión condensada de media hora. El comentarista Dave Sindelar explica el caso en su imponderable Fantastic Movie Musings and Ramblings (fantasticmoviemusings.com): “El negativo original de este weird western silente se destruyó en 1932 cuando fue canibalizado para utilizar como stock-footage en el remake escena por escena titulado HAUNTED GOLD. Todo lo que queda son cerca de diez minutos de fragmentario metraje que, por si mismo, no cierra nada coherente. Sin embargo, un amigo mío que poseía el metraje se arregló para ensamblar una versión digest utilizando esas secuencias y las extraídas para HAUNTED GOLD, añadiendo música de acompañamiento, fragmentos sonoros y rótulos; el resultado es coherente y muy satisfactorio. Si bien aún es insuficiente para juzgar la calidad del film original sirve para comprobar que las mejores secuencias de HAUNTED GOLD (una pelea sobre un teleférico y la maravillosa actuación del caballo Tarzan) provienen del film silente”.  
  En tanto aguardamos que el amigo de don Dave tenga a bien hacer público esa maravilloso montaje, nos conformaremos con las reseñas de la época. Para ello extractamos notas publicadas por "Exhibitors Herald and Moving Picture World" (17/11/1928) y "Film Daily" (13/01/1929): Sally Ann Drew (Eugenia Gilbert) y Joe Bridges (Jim Mason), dueños a medias de una mina abandonada, son convocados al desértico pueblo minero de Gold City. Los hombres de Bridges tratan de ingresar a la mina y dos de ellos son asesinados por un encapuchado conocido como “el fantasma”. El tercero en llegar, tras recibir una misteriosa nota, es Tim (Maynard), hijo del fallecido descubridor de la mina, Jim Kelly. Ni bien trata de penetrar en la mina es advertido por el fantasma de mantenerse lejos. En tanto, Bridges ordena capturar a Tim para evitar que obstaculice sus planes. Maniatado, Tim es liberado por el fantasma y se trenza en combate con sus captores, batiendo a cada contrincante. Se descubre que el fantasma es Jim Kelly, que lógicamente no estaba muerto. El oro es recuperado y Bridges y sus secuaces son enviados a la cárcel. Sally y Tim se abrazan. Telón.  
  Para el usualmente sentencioso Photoplay (01/1929) PHANTOM CITY implicó “diversión y misterio en un pueblo minero abandonado, con Ken Maynard como cazafantasma”. Por su parte, el columnista Rush, del Variety, fue lapidario (16/01/1929): “western drama realizado a la manera de un serial y uno muy mediocre. La película apenas logra mérito alguno, a no ser por la cabalgata final en que el héroe pega un salto desde un risco y cae en el automóvil de los villanos mientras surcan un zigzageante camino montañoso. Termina cuando el héroe les da lo suyo a los enemigos y el automotor cae por un empinado precipicio. Hasta ese episodio es un absurdo. Mientras el héroe y el bandido solitario luchan, no hay nadie al volante y el automóvil se mantiene en el camino como si estuviera entrenado para tal fin. La trama es una larga farsa. Todos, en uno u otro momento, apuntan sus armas a todos pero nunca disparan un solo tiro. La historia tiene cosas de misterio, sobre una mina abandonada y un espectro que, antes o después, ahuyenta a todos los personajes. Es el más tonto de los westerns tontos”.  
  En cambio, el cronista de Film Daily fue más benévolo: “una de las mejores de Ken Maynard en mucho tiempo, llena de acción y con un desenlace de gran emoción (..) Una gran propuesta para aquellos que les gustan los westerns rápidos y excitantes”. También aporta un detalle fundamental apuntando que el climax “ lo constituye una pelea entre el héroe y el villano en un transporte de mineral que se bambolea en el medio del cañón”. Mientras seguimos esperando que aparezca copia con vida de PHANTOM CITY para poder afinar un juicio crítico, tendremos de conformarnos con la remake sonora que Warner lanzó en 1932. [Cinefania.com]

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