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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

LA LÓGICA DEL ESCORPIÓN, DE CHARLY GARCÍA: TEMA POR TEMA

El primer álbum solista de Charly García en siete años merece una atención especial y una escucha atenta: porque como pasa con los mates, al oído hay que curarlo. El personaje en cuestión obliga a un esfuerzo especial para abordar toda obra nueva sin prevenciones, suficiencias perdonavidas ni ímpetus hagiográficos, y él lo sabe: su primera decisión es que la voz que se oiga sea su voz hoy, lo que oís es lo que hay, nada de careteadas ni disimulos tecnológicos. Vamos a ver si me sale: si fracasa, no seré el único ni el peor.

 

En el comienzo hay un concepto general que se expresa en la tapa. El cinéfilo García nos recuerda una fábula que Orson Welles cuenta en su película Mr. Arkadin, de 1955, la del escorpión y la rana: no hay lógica, sólo instinto, "es mi naturaleza", aunque eso implique la muerte. Sumemos que el símbolo de su signo astrológico, Escorpio, es... obvio, un escorpión. El álbum rezuma éste soy yo, aún esto soy yo, y por algunos momentos hasta parece un fractal de toda su carrera: composiciones de músicos que admiró de adolescente, autocitas, rescates, regresos de viejas sociedades artísticas.
Las canciones fueron grabadas y producidas entre fines de 2020 y fines de 2021, o sea que es uno más de los álbumes que deberemos a la pandemia de COVID-19. Charly tocó teclados, bajos, guitarras y programó baterías durante un aislamiento que recuerda al de otra criatura de Welles, el Charles Foster Kane final de Citizen Kane, bien que con el apoyo de amigos y compañeros como Fernando Samalea y Fernando Kabusacki, que aportan su participación en varios temas. Por lo que trascendió, se grabaron muchos más que los trece que se editan aquí: otra buena noticia de García es que nos esperan novedades futuras.
El álbum inicia con los gongs de Rompela, una versión con letra en castellano de la Break it up de Kill Gil: un riff zeppeliniano que se ganó el respeto de nada menos que Andrew Loog Oldham. Abrir con versos como "rompé las tendencias / gritá, agitá, no seas como los demás” nos deja tranquilos: canta el Charly García de siempre. Que la semántica propicie que "tendencias" tenga también un sentido particular en el universo de las redes sociales no pasa desapercibido. Un tempo un toquecito más acelerado le hubiera venido bien a este breve comienzo (1:44).
Yo ya sé, un caramelo pop de exquisita melodía que recuerda a The Byrds, ya estaba compuesto y grabado en una versión borrador hacia 2009. Hilda Lizarazu participa en voces. El sujeto de enunciación ajusta cuentas con Internet, a la que acusa de haber "arruinado todo" como Freud y haberte "dejado solo" como Dios. Pero a quien se dirige la letra en segunda persona es al propio Charly, que en su infierno personal de internaciones se dio tiempo para afirmarse en que no es "hipócrita", ni "psicópata", ni "ridículo", ni "un artículo", que es un mérito de la necesidad de rima más que del propio Charly, aunque admite ser "neurótico" y "narcótico": eso sí, como "todos". Y "yo ya sé" pero "no sé por qué": volvió aquel Charly que podía cantar "necesito tu amor" en el tema que abre la cara de un disco y "no necesito a nadie alrededor" en el que abre la otra. Y sí, buscamos direcciones en libros para cocinar, lo que ves es lo que hay.
El tercer tema, El club de los 27, es un blues que cuenta con un solo de guitarra de un viejo aliado de Charly de los remotos tiempos de la grabación de Copado por el diablo, David Lebón. (¿No hay un aire de familia entre ambos temas, aún sabiendo que sería raro que dos blues no se pareciesen?). El epónimo "club" es un Valhalla rockero en el que estarían varios próceres del rock y el pop que cantaron para el carnero a los 27 años, quiero decir que se murieron, como Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain, Amy Winehouse, si quieren el Potro Rodrigo. Y Charly, llegado el momento, prefiere compartir la eternidad con ellos antes que terminar en el, intuye, aburrido Paraíso.
La medicina no. 9 es un funk de groove ganchero, a la Miss you de los Rolling Stones pero con melodismo Beatle, que al comienzo recicla un arreglo del Rap de las hormigas, y en el que también participa Lebón con puntuales apariciones. Es otra canción cuya versión original tiene tres lustros ya: como si en Parte de la Religión Charly incluyera un tema que ya estaba compuesto en la época de Vida. (Lo que no tiene nada de malo ni es novedad: casi no hay álbum de Charly en el que no reformule o recicle añejas composiciones, pasajes instrumentales, arreglos, melodías). En la letra subyace la desesperación de las internaciones y el bombardeo de pastillas incontables ("aunque no pierdo la esperanza / a veces con vivir no alcanza") y la apuesta a "la medicina number nine", otra cita a los Beatles. Es la canción que tiene las intervenciones más agresivas de Charly en teclados, algo que no abunda en este disco. [Agregado del 26-10-24: Pablo Schanton rescata la perla de que hay una olvidada canción del legendario dúo compositivo Leiber y Stoller, del repertorio de The Searchers, que se llama Love Potion Nº 9]
Te recuerdo invierno es un lindo tema del Charly adolescente, que alguna vez fue parte del repertorio del Sui Generis original y que grabara en la estación Casandra Lange de su prolongada carrera en 1995. En la letra hay una angustia adolescente muy melodramática y característica del primer Sui Generis, que adquiere un nuevo sentido al ser cantada por un septuagenario: ese "ahora que estoy solo" suena aún más terrible, y enseguida remite a piezas mayores del repertorio de García que sus admiradores siempre temimos proféticas, como Cuando ya me empiece a quedar solo o Eiti Leda. Samalea interpreta un breve arreglo de bandoneón que cita Adiós Nonino de Piazzolla. El patrón de batería de base es bien del Charly que se deslumbró con la Roland TR808 hace ya más de cuarenta años, cuando los padres de los chicos que se la apropiaron para el trap iban a la escuela primaria.
Autofemicidio arranca con poderosos acordes de guitarra rockera a la Pete Townshend y unos coritos suaves. Ruidos de destrozos atacan desde un canal del estéreo o el otro mientras Charly canta que "la grieta entre los humanos / se hace cada vez más grande" y menciona personas que no toleran la visión que les devuelve el espejo, suicidas que quieren salir en la tele, "chicos que quieren ser chicas" y "chicas que quieren ser grandes". La melodía del estribillo es bien garciesca; el tema se va enseguida, 2:23, algo frecuente en La lógica del escorpión: sea por adaptación a la mínima capacidad de atención propia del público de la época, o más plausiblemente a la intención de lograr un álbum de alrededor de media hora, como casi todos los clásicos de la era en que Charly se educó en esto del rock.
Cierra la cara A América, un tema compuesto y grabado en un solo día en dupla con Pedro Aznar, quien además se pone al hombro la interpretación haciéndose cargo del bajo, las guitarras, la batería y voces: la canción termina siendo un mini Tango V, y además es la que tiene un sonido más apartado al del resto. Algunos despistados confundieron a todo el mundo diciendo que era un cover de un tema de David Bowie, lo que hubiera sido toda una novedad porque es un artista con el que García nunca mostró demasiados puntos de contacto. Sólo que no hay ningún tema de Bowie que se llame así: por aproximación uno pensó en que se podían referir a This is not America, o a America de Paul Simon, del que Bowie hizo una versión hermosa en un concierto post 9-11. Con frases como “Tengo miedo de América / y de entrar sin salir” o “Tengo miedo de América. / Tengo miedo de Dios. / De noticias histéricas y de mí y de vos” es inevitable registrar la semejanza con, sí, I’m afraid of Americans de Brian Eno y Bowie ¡pero la música no tiene nada que ver! Ya Estados Unidos no le gustaba a Charly a comienzos de este siglo, cuando George Bush Jr. significaba una clara regresión autoritaria respecto incluso de presidentes siniestros como Richard Nixon o Ronald Reagan. ¡Lo que pensará hoy cuando hasta a halcones como el propio Bush Jr. y su vicepresidente Dick Cheney los invade el espanto al pensar en una nueva presidencia de Donald Trump! Y, sí: "el valle del futuro / es un siniestro callejón". [Agregado del 16-10-24: ¡ah, polisemias! América bien puede ser a la vez una crítica a América TV, un canal prototípico de esta era de degradación del periodismo y del entretenimiento ("tengo miedo" de "noticias histéricas"). Por ejemplo, "lo que muestran no es la verdad, eso ya lo advertí / Tengo miedo de ir a París, tengo miedo del fin / tengo miedo de mi TV, miedo de ser feliz"].
Abre el lado B Juan Represión, tercera vez que Charly graba esta canción luego de la original y censurada de 1974 con Sui Generis y la de la finamente saynomorizada reencarnación del dúo en 2000. Que en un álbum que se llama La lógica del escorpión se incluya un tema ya registrado dos veces invita a pensar en una recontextualización intencionada: parece una manera de expresar que Juan Represión no va a cambiar nunca más allá de la esperanza expresada en el final de la letra, fiel a su naturaleza, como el escorpión de la fábula. Charly ve mejor que unos cuantos a los personajes de estos años: si quieren le agregamos un dibujito de Victoria Villarruel y de Pato Bullrich para que sea más claro y quede más monono. (A Charly en 1974 ya se le habia ocurrido un superhéroe que en realidad era un villano ¡o sea que se anticipó a The Boys!). Rosario Ortega aporta su voz en esta canción, con un tempo más lento que la original y una interpretación más dramática, contrapuesta a aquella ironía juvenil: en el medio pasaron cincuenta años, varios de ellos terribles. Con 4:10 es la pista más larga de la obra.
Estrellas al caer recicla Chipi Chipi, de La Hija de la Lágrima, para una elegía al espíritu festivo y alegre de los años sesenta. “Y era fácil fantasear, discutir, ayudar / a que todos sientan la canción, el amor, la ilusión / que no estuvo muerta / Si puedes recoger estrellas al caer / verás que es imposible perder”. La canción se va en apuradísimos ¡1:57! Tal vez bromeando con el contraste con Chipi Chipi que, recordemos, era una canción "sin fin" que "durará por siempre".
La pelícano y el androide es el punto alto emotivo del disco. Escuchar a Luis Alberto Spinetta hoy, en un álbum de un Charly García anciano, garantiza nudos en la garganta, más aún porque la canción es hermosa y muy spinettiana: no extraña que a Kabusacki le haya sacado lágrimas oírse participar de ella. Charly trabajó la pista a partir de la voz de Luis tal como quedó registrada en un venerable demo del abortado proyecto conjunto de 1985. La letra es conocida, casi una canción para un proyecto animado de Pixar como dejamos escrito por ahí: una improbable y alegórica historia de amor entre una pelícana con "su ala partida", perdida tras una tempestad, y un androide al que amará por más que sepa que "sólo es / un androide", una constatación subrayada por haber sido incluida en una obra cuyo hilo conductor, digámoslo otra vez, es que nadie puede escapar a su naturaleza profunda. Otra canción en que participa Rosario Ortega.
Watching the wheels o Mirando las ruedas aparece en un álbum de García por segunda (¿tercera?) vez: tras las dos versiones de Kill Gil, la filtrada a Internet en 2007 y la finalmente editada en 2010. La burlona y relajada letra de la muy linda canción de John Lennon parece escrita para Charly, y explica cuál es el secreto garciesco para elegir un cover: escoger un tema que sienta como si hablara de él mismo. Tanto que sirve además de adecuada introducción al recitado de la fábula del escorpión y la rana, con el sostén musical de fragmentos de Imagine o de Sereno fantástico de Publis angelical.
Cierra el álbum un tema en el que participa otro compinche eterno, Fito Páez: mejor alumno del artista que decidió que el álbum saliera el Día del Maestro. So you want to be a rock and roll star es un nuevo cover de los admirados Byrds, que solía ser parte de su repertorio en vivo ya en 2004. La versión de Charly es menos irónica que la original, y como tema final suena a pasar la posta para que la fiesta, el bardo y el ruido no terminen si él ya no está, una interpretación que se refuerza por la declarada admiración de Charly (de todo el mundo, bah) por el álbum que David Bowie nos dejó mientras se moría. En los últimos segundos el tema se desvanece con una melodía Beatle, Within you, without you, de George Harrison.
 
ALGUNAS OTRAS NOTAS ACERCA DE CHARLY GARCÍA EN ESTE SITIO
García en el Polideportivo. Charly García en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, octubre de 2002.
Extraña influencia. Charly García y Fito Páez en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, marzo de 2003.
La grasa de las capitales no se banca más. Nota acerca del disco de Serú Girán, mayo de 2005.
Kill Gil, en su versión filtrada por Internet, mayo de 2007.
Cinco trucos armónicos de Charly García.
Vindicación de La Hija de la Lágrima.
La dictadura de 1976-83 contada con canciones de Charly García
Charly García y La Máquina de Ser Feliz.
Diccionario de influencias en la música de Charly García, de la A a la Z. Nota de junio de 2017.
Tango (2 x) 4. Acerca del disco Tango IV de Charly García y Pedro Aznar.
Yo ya soy parte del mar. Artículo de mayo de 2018 acerca de la célebre batall... nota de La Opinión de 1977 que enfrentó a Charly y David Lebón con tradicionalistas como Osvaldo Pugliese, Edmundo Rivero y Ariel Ramírez.
Charly García entre las focas y el Casino en La Feliz. Nota de marzo de 2019 acerca de la relación de Charly con Mar del Plata.
Pizza con fernet: Charly García en Córdoba. Nota de abril de 2019 acerca de Charly García y su a veces muy áspera relación con Córdoba.
* No soy un extraño: Charly García y Nueva York. Artículo de mayo de 2019 acerca de la Gran Manzana en la vida de Charly.
* Charly García y Brasil: um vampiro sob o sol. Artículo de junio de 2022 adivinen acerca de qué.
* Spinetta y García: total interferencia. Nota de mayo de 2023 sobre la relación entre ambos próceres del rock latinoamericano.
* Cuando Say No More le cantó a Sui Generis. Nota de setiembre de 2023 acerca del retorno del dúo en 2000, para su obra Sinfonías para adolescentes.